Muchos músicos, (sobre todo los que hemos pasado los 40 años), le debemos a la música inglesa, el haber llegado a conocer la herencia de la música negra, en la época en que no había posibilidad de conseguir un solo disco de Blues en nuestro país. De la mano de las más populares bandas de rock, como The Beatles, The Rolling Stones, The Animals, Cream, y miles de etcéteras, muchos de nosotros pudimos bucear en las aguas donde nuestros ídolos abrevaron y se nutrieron.
En mi caso particular, conocí un tema de Smokey Robinson antes de saber quien era, escuchando la versión de The Beatles de “You Really Got a Hold on Me”. Solía pensar que “Whole Lotta Love” era un tema de Led Zeppelin, (sin saber que estaba inspirado en “You need Love” de Willie Dixon), y creía que “Rambing on My Mind” era un tema de Eric Clapton con John Mayal, antes que saber del cruce de caminos y el Señor Johnson.
Con el tiempo y la información obtenida aquí, allá y en todas partes, (era los tiempos de la era pre-Internet), llegué a conocer quienes eran los músicos que tocaban en muchos de los discos que me volaron la cabeza. Así llegaron los pianistas que sacaban sonidos negros de sus dedos blancos y tocaban esas partes distintivas, en discos plagados de guitarras. Son esos tremendos pianistas que jamás editaron un disco solista, sino que integraron bandas muy conocidas, o fueron simplemente parte de la tropa de músicos de sesión de discos muy importantes, pero en la época en que no estaba difundida la costumbre de incluir los créditos de los músicos que participaban en las grabaciones.
Así llegaron a mi vida, entre otros: Nicky Hopkins, Chris Stainton, y Ian Stewart.
Ian Stewart, fue el pianista histórico de The Rolling Stones.
Un escocés gigantesco que tocaba el piano desde los 6 años, y resultó ser el mejor pianista de Boogie Woogie de su generación. Tenía 23 años en 1962 cuando se presentó a una audición, respondiendo a un aviso de una revista. Conoció así a un guitarrista rubio, de rostro levemente turbado, llamado Brian Jones. Se entendieron muy bien por lo que decidieron formar una banda, para lo que reclutaron a dos muchachitos llamados Mick y Keith, (voz y guitarra, respectivamente). Es así como Ian Stewart, Brian Jones, Mick Jagger y Keith Richards pasaron a llamarse “The Rollin’ Stones” (sic) debutando en un brumoso Londres el 12 de julio de 1962.
Un año después de que Bill Wyman y Charlie Watts completaran la formación “Stu”, como lo llamaban, era despedido por Andrew Loog Oldham, el manager de la banda, que decidió que su aspecto no era el más apropiado para enloquecer señoritas, como sucedía con el faro de la música inglesa de la época: The Beatles. Lejos de enojarse por tal injusticia, el gran Stu se conformó con el lugar de músico en las sombras de los Stones y además, trabajar como su tour manager. Un hombre clásico, el sexto Stone despegaba por completo del espíritu excesivo de sus compañeros. Tal vez por eso es que era el único ser humano a quien respetaban como a un padre. Cuidó de sus díscolos Stones, y criticó su comportamiento. En las giras, solía elegir hoteles con campos de golf, alejados del mundanal ruido, mientras que la banda prefería los de las ciudades, con mayor acceso a las groupies y las drogas. Ian “Stu” Stewart, tocó memorables partes de piano en temas como “Honky Tonk Women”, “Brown Sugar”, “Let It Bleed”, “It’s Only Rock’n’Roll (But I Like It)” y tantos otros.
Stu falleció, sin haber escuchado el último disco en el que participó, “Dirty Work” en diciembre de 1985.
Pasaron muchos años, hasta que en 2011, una de las nuevas figuras del piano de Blues y Boogie Woogie británico, Ben Waters, lanzó un fantástico disco en tributo a Ian “Stu” Stewart, Boogie 4 Stu.
Este álbum tiene varios detalles curiosos. En principio, Ben Waters decidió financiar el proyecto y donar las ganancias a una asociación de lucha contra las enfermedades cardíacas, (British Heart Foundation); por tratarse de un disco en homenaje, no quiso ganar dinero con el. Esto le reportó el problema de conseguir un estudio profesional a bajo costo. Este problema inicial, trajo a bordo a Jools Holland, que prestó su estudio, a cambio de tocar y cantar en un tema (“Make me a Pallet on the Floor”), ya que se conocieron con Stu, fueron amigos y ambos amaban al autor de la canción: el gran Jimmy Yancey. Además, participa en otros temas del álbum, y se ha transformado en un confeso admirador de Waters.
Desfilan los propios Rolling Stones en distintos temas. Aportaron gustosos sus colaboraciones, en el mismo estudio o la distancia, enviándolas por email. Charlie Watts toca la batería en casi todo el disco, y junto a Keith Richards, Ron Wood, Bill Wyman y Mick Jagger, vuelven a sonar juntos después de 24 años, conviviendo en “Watching the River Flow” de Bob Dylan. Keith Richards y Ron Wood aportaron voces y guitarras en “Worried Life Blues” de Maceo Merriwather. La otra participación, insospechada, es la de P.J. Harvey, (prima de Ben Waters) en una enigmática versión de “Lonely Avenue”. En esta versión Waters grabó el piano vertical del propio Ian Stewart, en el living de la casa de sus tíos, (los padres de Harvey, amigos íntimos de Stu y herederos de ESE piano).
Ben Waters es un pianista formidable, entiende el estilo como pocos. Por sus dedos pasan las mismas influencias que por los del propio Stu, los grandes pianistas de los ’30s y los ‘40s: Albert Ammons, Pete Johnson, y Made “Lux” Lewis. Denota una gran inventiva a la hora de componer, (“Boogie For Stu” junto a Jools Holland), y una interesante frescura en los arreglos y la producción del álbum.
La frutilla de la torta es que el dibujo que ilustra la tapa del CD fue aportado por uno de los grandes amigos de Stu y de muchos de los participantes del disco, el diseñador de la mítica tapa de “Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band” de The Beatles, Sir Peter Blake.
Consigan este disco y disfruten del placer de escuchar a un gran pianista homenajeando a otro grande.
Los dejo con una frase sobre Ian Stewart, de Keith Richards: “Todavía trabajo para él. Para mí, Los Rolling Stones son SU banda”.
Nota al pie: Poco después de la publicación de este post, se lo envié a Ben Waters, y tuve la emoción de recibir una respuesta muy cariñosa de Ann, su manager (y también su madre!) contándome que enviaba mi nota al hermano y a la cuñada de Ian Stewart.